En ese momento donde la soledad se vuelve contra ti con fuerza, como una oleada de odio que te empuja sin cesar, inaguantable y terrible.
En ese momento en el que el vaso no está medio vacío, sino que está roto.
El instante donde cualquier palabra se convierte en la mano en un precipicio. Pero esa palabra, esa mirada, compañía, ese algo no llega. Y tú has gritado con tu mirada lo necesitada que estás, que lo único que quieres es alguien que muestre un mínimo de tiempo para ti.
Pero no llega nada, ahí me encuentro en la nada.
Callada, ausente, falsamente sonriente, desesperanzada, sosegada, para algunos fría e incluso difícil. Y lo único que esperaba es un "algo". Quizás luego digan que no me entienda pero todos (o casi todos) han sentido lo mismo.
Van Gogh- La noche estrellada sobre el Ródano |
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